miércoles, 24 de junio de 2009

No siempre el principe de tu cuento termina siendo azul


Había una vez una princesa que se pasó gran parte de su vida soñando con ser la reina de alguien. En el transcurso y jornales de su búsqueda besó varios sapos y hasta enanos con la finalidad de encontrar en alguno de ellos a su deseado príncipe azul...
No pudo mas la princesa con sus inacabables decepciones, los sapos seguían siéndolo o querían hundirla con ellos en su estanque, los enanos no crecían o no "alcanzaban" a cubrir sus expectativas amorosas, entonces se dijo la princesa "¿que no puedo llegar a ser reina por mi misma?", en aquel momento se decidió la muchacha y estudió diplomacia, etiqueta, tácticas de guerra, equitación, caballería y hasta lenguaje élfico, luego aprovechó las influencias de su padre el rey para que este le concediera competir al mismo nivel que sus hermanos por la posibilidad de ser reina algún día sin la necesidad de que se tuviera que casar, y con todos los conocimientos, habilidades y experiencia en prácticas que la princesa tenia y había adquirido, el rey no pudo negarse.
Siguió la princesa ya sin tantas presiones con una holgada espera del príncipe de sus sueños, alto, hermoso, que llegaba en caballo rojo (Ferrari) y la enamoraba con el solo resplandor de su sonrisa.
No pasó mucho tiempo para que la princesa se diera cuenta que muchos de los hombres que ella gustaba no eran necesariamente príncipes de sangre azul, ellos eran muy mimados y no apreciaban lo que tenían por el simple hecho de conseguirlo fácil, ella no seria un objeto inapreciado mas. Le atraían más los hombres gallardos como los caballeros, los hombres sencillos pero orgullosos como los labriegos del reino, los hombres misteriosos, sabios y barbados como los hechiceros de la corte y los hombres ingeniosos, inteligentes, divertidos y de mucho mundo como los comerciantes y cazadores reales.
La princesa se confundía aun mas, porque entre sus labores protocolares, estudios y reuniones, se veía envuelta en un mundo infinito de posibilidades para sus vida futura, mas funciones, mas responsabilidades, y la elección del hombre que llenaría mas que sus ojos, su corazón.
Empezó a sentir la necesidad de alguien que la complemente, alguien a quien voltear a mirar luego de alcanzar una nueva meta, alguien diferente a ella, a su familia y a toda la gente que conocía. Abrigaba en el fondo de su alma chispazos de princesilla soñadora. La madurez casi la habían hecho olvidar por completo sus anhelos infantiles...
Cierto día la princesa hizo un viaje para reafirmar las buenas relaciones con el reino vecino, y en el camino mirando por la ventanilla del carruaje le pareció divisar a quien una vez conoció en una convención medieval "Ese parece unos de los miembros de la corte del reino Churifurinfonflay" se dijo, y exacto, era el!, mas maduro, con unos kilitos de mas, pero con la misma sonrisa cálida en inspiradora de siempre...
Coincidieron en el reino por negocios y pues quedaron dar una vuelta mas tarde por el campo y contemplar juntos el atardecer, entraron a una taberna llamada "Ginebra" y ahí un nuevo cuento empezó...
El muchacho de la corte visitaba a la princesa en su reino, la princesa le escribió constantemente y están felices...y colorín colorado, este cuento tiene para rato espero...

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