lunes, 3 de noviembre de 2008

Yo no se porque le hablo… si LOS HOMBRES NO ESCUCHAN

Salíamos desde hace mas de un año y cada vez que quería hablar el asumía que era un reclamo, critica, queja y se rehusaba.

Es mi padre y me adora, pero cuando hay que conversar, se hunde en bajo su almohada, me rasca la cabeza, por ultimo me abraza, me da un beso y me dice que soy una niña muy madura (hello daddy tengo 25, debo ser madura!).

Me pasa sólo a mí el hecho de no poder captar más de un segundo de atención de ningún hombre de mi vida, o es que existe un mecanismo de “autodefensa” que les permite oír sólo lo que ellos quieren escuchar. Sera entonces verdad que los hombres y las mujeres somos de distintos planetas, pues a mi modesto parecer NO ES ASI.

Todos los seres humanos sin importar, sexo, raza, condición, religión, talla de zapato o preferencia política no gustamos de los sermones, y si en algo llegamos a conectarnos con él y tomarlo como lección, ya nos resulta bastante tedioso el tener que escucharlo.

Son los sermones gratuitos e impersonales los que nos encantan, ese tipo de mensajes que se echan al viento sin mayor particularidad a manera de “Al que le cae el guante” y con los que “te sientes identificado” lo que cala en nuestra conciencia y “nos hace querer cambiar”.

Mensajes masivos que se imparten en iglesias, charlas motivacionales, libros de auto ayuda, retiros espirituales, compras por televisión, línea esotérica, galletas de la suerte y demás oráculos, los que intentan penetrar en nuestro subconsciente moral y anímico, mensajes de lo mas generales que te dicen que hacer con tu vida sin antes conocer algo de ella.

Tememos enfrentarnos cara a cara con nuestros defectos, aun más con nuestras debilidades y es mucho peor si alguien se da cuenta y te lo dice, “tienes que darte cuenta por ti mismo” dice mi madre como letanía, pero solo después que termina de enlistar todos lo que hemos hecho mal, estamos haciendo mal y hasta lo que haremos mal por el resto de nuestras vidas. Por tanto ¿PARA QUE QUEREMOS LA VERDAD SI NO SABEMOS QUE HACER CON ELLA?

Creo que es por el sentido practico de los hombres (ósea el genero masculino de la raza humana) que huyen de cualquier tipo de confrontación, tanto que han desarrollado trampas y atajos mentales para salir de la situación y que su pensamiento escape inmediatamente para desaparecer de la escena. Yo quisiera uno como esos y aunque en algunos momentos intenté ponerlo en practica todavía me resta mucha ansiedad, angustia y preocupación por mis asuntos, parece que me hace falta un triangulo de D’onofrio.